sábado, 10 de febrero de 2024

Decimo aniversario del indulto de “Quejoso” Coso de La Misericordia de Zaragoza.

  

Se cumplen diez años del indulto del novillo de Los Maños “Quejoso” en el Coso de La Misericordia de Zaragoza de la mano del novillero con caballos Varea,que cuajo una grandísima faena.

Por: Javier Clavero. Un histórico indulto que cambió el destino de Los Maños.

El 7 de octubre de 2014, durante la Feria del Pilar en la que se conmemoró el 250 aniversario de La Misericordia, Quejoso se convirtió en el primer novillo al que se le perdonaba la vida en Zaragoza. Le correspondió al castellonense Varea, y juntos protagonizaron un hito histórico.



Que la ‘indultitis' que últimamente deteriora la fiesta no nos lleve al engaño: perdonarle la vida a un toro bravo debe ser un acontecimiento excepcional, al estilo de lo presenciado en Zaragoza el 7 de octubre de 2014. En dos siglos y medio de historia, en La Misericordia jamás había asomado el pañuelo naranja en una novillada. Tuvo que llegar el Pilar del 250 aniversario para encumbrar a Quejoso y, previo paso por la templada muleta de Jonathan Varea, mandarlo de vuelta a los pastos para que siguiera agrandando la leyenda de la ganadería Los Maños.

¿Los ha habido más bravos en esta plaza? Probablemente, sí. Y alguno marcado con ese mismo hierro. Pero el indulto, además de ser un hito justificado por el animal, necesita otra serie de componentes como los que aquella tarde se dieron. A la plaza, que venía de años muy convulsos, le urgía un estímulo. Y nada como un toro de vacas –de verdad– para aupar a un torero, relanzar una feria y honrar una ganadería. 

Aquel indulto marcó el destino de la familia Marcuello. Sus amados santacolomas dejaron de ser menospreciados. Comenzaron a ser considerados, respetados y esperados. Tanto en la capital aragonesa como en el resto de escenarios que valoran la fiesta en toda su plenitud e integridad. 

Después de dos años sin lidiar en Zaragoza, aquella fue la tarde soñada. Ver a mi padre “Pepe” dar la vuelta al ruedo en La Misericordia junto a Varea es lo más emocionantes que he vivido; un regalo por todo lo que hemos luchado, explica ahora José Luis Marcuello, representante de un hierro que no ha dejado de sumar éxitos desde aquel indulto.

Secretario fue premiado como mejor toro de la corrida concurso de San Jorge en 2015; Saltacancelas se impuso ese mismo año en Vic-Fezensac (Francia); Jardinero lo hizo en 2017; el bravo Palmero se ganó el perdón en la feria de Cella 2016; y en agosto de 2018 llegó el ansiado debut -con nota- en Las Ventas de Madrid. Una colección de triunfos presidida por Quejoso.

Fue un toro importantísimo. Recuerdo que ganaderos de la talla de Fernando Cuadri nos dieron la enhorabuena y los aficionados salieron de la plaza emocionados por la forma que tenía de embestir. Se nos empezó a conocer y empezamos a crecer, acudiendo a muchas más plazas, añade Marcuello, sobre un indulto con significado, alejado de la mayor parte de los que se conceden en la actualidad. 

El toro que sobrevive a la suerte suprema es para ser rodeado de vacas. Y así, padreando, vive Quejoso desde hace diez años en Figueruelas, que es donde Los Maños guardan los sementales. Está dando muy buenos resultados. En Albalate del Arzobispo lidiamos un utrero hijo suyo y fue extraordinario. Sus vacas también ofrecen un gran comportamiento; van de menos a más y humillan una barbaridad, valora el ganadero, acerca de un comportamiento, el de ese toro de Santa Coloma codicioso y repetidor, que lanzó al joven Varea.

El castellonense toreó a placer como si las pocas novilladas que lleva fueran su plan de jubilación. Hizo posible el indulto de Quejoso a base de mimo, temple, gusto, de coser el hocico a la muleta y arrastrarla hasta los confines de la cadera. Le dio sitio, y le adelantó la muleta siempre con el mismo ritmo. Fundamental fue alargar las distancias y bajar cada vez más la mano. Tres naturales no tuvieron fin y una trinchera fue cartel de feria grande, relató el crítico Ángel Solís para HERALDO.

El manicomio estaba en marcha. Los pañuelos se mezclaron con los gritos de perdón. Dudas en el torero y en el palco, que le dio un recado. La mano del que será un buen presidente, se lo aseguro, asomó el ansiado color naranja, se rajó el mundo y empezó la historia, completó Solís, para resumir la simbiosis entre el animal de Los Maños y un torero de breve pero intensa carrera.

Varea (Almazora, 1993) decidió cortarse la coleta “por sorpresa”en la Feria de Julio de Valencia 2019. Tenía 26 años y tan solo tres de alternativa. Los suficientes como para comprender que todo había terminado, que era momento de emprender un nuevo camino como director de la Escuela Taurina de Castellón. 

Si volviese a nacer mil veces, mil veces volvería a ser torero para jugarme la vida ante animales como Quejoso. De capote, ya percibí su son. Con la muleta disfruté muchísimo, pero no pensé en el indulto. Al entrar a matar, los aficionados se pusieron a pitar y, hasta que el presidente enseñó el pañuelo naranja, creí que me señalaban a mí, recuerda Varea, quien siempre estará eternamente agradecido a la familia Marcuello por haber marcado un antes y un después en su trayectoria, cerrada por “frustración” pero con el “orgullo” de haberlo intentado.


Varea y Quejoso.

Por: Javier Clavero.

https://www.heraldo.es/noticias/aragon/zaragoza/fiestas-del-pilar/2020/10/12/un-historico-indulto-que-cambio-el-destino-de-los-manos-1399369.html



El novillero Jonathan Blázquez "Varea" y el ganadero D. José Marcuello.


El mayoral, D. José María Gallego Rós.

Qejoso Nº 44- Enero de 2011, 501 Kg. Ganadería "Los Maños".


  Un histórico indulto que cambió el destino de Los Maños.

El 7 de octubre de 2014, durante la Feria del Pilar en la que se conmemoró el 250 aniversario de La Misericordia, Quejoso se convirtió en el primer novillo al que se le perdonaba la vida en Zaragoza. Le correspondió al castellonense Varea, y juntos protagonizaron un hito histórico.

Que la ‘indultitis' que últimamente deteriora la fiesta no nos lleve al engaño: perdonarle la vida a un toro bravo debe ser un acontecimiento excepcional, al estilo de lo presenciado en Zaragoza el 7 de octubre de 2014. En dos siglos y medio de historia, en La Misericordia jamás había asomado el pañuelo naranja en una novillada. Tuvo que llegar el Pilar del 250 aniversario para encumbrar a Quejoso y, previo paso por la templada muleta de Jonathan Varea, mandarlo de vuelta a los pastos para que siguiera agrandando la leyenda de la ganadería Los Maños.

¿Los ha habido más bravos en esta plaza? Probablemente, sí. Y alguno marcado con ese mismo hierro. Pero el indulto, además de ser un hito justificado por el animal, necesita otra serie de componentes como los que aquella tarde se dieron. A la plaza, que venía de años muy convulsos, le urgía un estímulo. Y nada como un toro de vacas –de verdad– para aupar a un torero, relanzar una feria y honrar una ganadería.

Aquel indulto marcó el destino de la familia Marcuello. Sus amados santacolomas dejaron de ser menospreciados. Comenzaron a ser considerados, respetados y esperados. Tanto en la capital aragonesa como en el resto de escenarios que valoran la fiesta en toda su plenitud e integridad.

Después de dos años sin lidiar en Zaragoza, aquella fue la tarde soñada. Ver a mi padre “Pepe” dar la vuelta al ruedo en La Misericordia junto a Varea es lo más emocionantes que he vivido; un regalo por todo lo que hemos luchado, explica ahora José Luis Marcuello, representante de un hierro que no ha dejado de sumar éxitos desde aquel indulto.

Secretario fue premiado como mejor toro de la corrida concurso de San Jorge en 2015; Saltacancelas se impuso ese mismo año en Vic-Fezensac (Francia); Jardinero lo hizo en 2017; el bravo Palmero se ganó el perdón en la feria de Cella 2016; y en agosto de 2018 llegó el ansiado debut -con nota- en Las Ventas de Madrid. Una colección de triunfos presidida por Quejoso.

Fue un toro importantísimo. Recuerdo que ganaderos de la talla de Fernando Cuadri nos dieron la enhorabuena y los aficionados salieron de la plaza emocionados por la forma que tenía de embestir. Se nos empezó a conocer y empezamos a crecer, acudiendo a muchas más plazas, añade Marcuello, sobre un indulto con significado, alejado de la mayor parte de los que se conceden en la actualidad.

El toro que sobrevive a la suerte suprema es para ser rodeado de vacas. Y así, padreando, vive Quejoso desde hace diez años en Figueruelas, que es donde Los Maños guardan los sementales. Está dando muy buenos resultados. En Albalate del Arzobispo lidiamos un utrero hijo suyo y fue extraordinario. Sus vacas también ofrecen un gran comportamiento; van de menos a más y humillan una barbaridad, valora el ganadero, acerca de un comportamiento, el de ese toro de Santa Coloma codicioso y repetidor, que lanzó al joven Varea.

El castellonense toreó a placer como si las pocas novilladas que lleva fueran su plan de jubilación. Hizo posible el indulto de Quejoso a base de mimo, temple, gusto, de coser el hocico a la muleta y arrastrarla hasta los confines de la cadera. Le dio sitio, y le adelantó la muleta siempre con el mismo ritmo. Fundamental fue alargar las distancias y bajar cada vez más la mano. Tres naturales no tuvieron fin y una trinchera fue cartel de feria grande, relató el crítico Ángel Solís para HERALDO.

El manicomio estaba en marcha. Los pañuelos se mezclaron con los gritos de perdón. Dudas en el torero y en el palco, que le dio un recado. La mano del que será un buen presidente, se lo aseguro, asomó el ansiado color naranja, se rajó el mundo y empezó la historia, completó Solís, para resumir la simbiosis entre el animal de Los Maños y un torero de breve pero intensa carrera.

Varea (Almazora, 1993) decidió cortarse la coleta “por sorpresa”en la Feria de Julio de Valencia 2019. Tenía 26 años y tan solo tres de alternativa. Los suficientes como para comprender que todo había terminado, que era momento de emprender un nuevo camino como director de la Escuela Taurina de Castellón.

Si volviese a nacer mil veces, mil veces volvería a ser torero para jugarme la vida ante animales como Quejoso. De capote, ya percibí su son. Con la muleta disfruté muchísimo, pero no pensé en el indulto. Al entrar a matar, los aficionados se pusieron a pitar y, hasta que el presidente enseñó el pañuelo naranja, creí que me señalaban a mí, recuerda Varea, quien siempre estará eternamente agradecido a la familia Marcuello por haber marcado un antes y un después en su trayectoria, cerrada por “frustración” pero con el “orgullo” de haberlo intentado.

Por: Javier Clavero.

 https://www.heraldo.es/noticias/aragon/zaragoza/fiestas-del-pilar/2020/10/12/un-historico-indulto-que-cambio-el-destino-de-los-manos-1399369.html

miércoles, 3 de enero de 2024

Rehuelga. Benalup - Casas Viejas (Cádiz).

  

Ganadería "Rehuelga" Benalup - Casas Viejas (Cádiz).
Propietario: D. Rafael Buendía y Ramírez de Arellano. Mayoral: D. Juan Javier Vallejo.
Inscrita en la Unión de Criadores de Toros de Lidia. UCTL.

Finca: “Rehuelga” 11190 Benalup (Cádiz). La finca “Rehuelga” se encuentra, entre Laguna de la Janda y la parte final del Parque Nacional de los Alcornocales, por lo que tienen una parte plana, facilitando así el manejo de los toros en el campo. 700 hectáreas de tierras de labor, pastos y monte bajo, que la hacen idónea para la cría de ganado bravo.  Lo malo de su localización es la cercanía con África y los aires de la costa de Cádiz. Esta cerca del norte de África y tienen problemas con las enfermedades que vienen de allí. Luego, el clima también afecta a los toros, sobre todo los aires del Levante que provocan irritabilidad y problemas en el comportamiento, como son las peleas.


Añojos.


La ganadería gaditana de Rehuelga se sitúa en el término de Benalup. La finca del mismo nombre que la ganadería, Rehuelga, está a cargo de la segunda generación Buendía y se encarga de ella D. Rafael Buendía. Es una ganadería con gran historia tras de sí, comenzando por su fundación por parte de D. Manuel Suárez Cordero que adquirió reses a Dña. Isabel Montemayor, viuda de Pedro José Picavea de Lesaca, y en 1850 la pasa a su hijo D. Manuel Suárez Jiménez.


Erales.


En 1868 adquiere la ganadería Dña. Dolores Monje, viuda de Murube, que la aumenta con reses de D. José Arias de Saavedra. Más de quince años después, en 1884, vendió la mitad de la ganadería a D. Eduardo Ibarra que decide en 1904 dividirla en dos lotes, uno para D. Fernando Parladé y otro que adquiere D. Manuel Fernández Peña, adquirido a su vez al año siguiente por el Conde de Santa Coloma, que la aumentó con reses del Marqués de Saltillo llevando dos ramas por separado.

Señal Oreja: Machos: hoja de higuera en ambas  y hembras, orejisanas ambas.


En 1932 la adquiere D. Joaquín Buendía Peña el cual la dotó de unas particularidades muy definidas que le llevaron a crear un encaste propio. En 1996 al amparo del artículo 6º bis c). D. Joaquín Buendía hace tres lotes de machos y de hembras de igual número que se reparten entre sus hijos correspondiendo una parte a la sociedad Rehuelga de Medina Sidonia S.L., que la anuncia como “Ganadería de Rehuelga”. D. Rafael Buendía.


Utreros.


Divisa: Azul turquí y encarnada.

Así es uno de los buques insignia del encaste Santa Coloma-Buendía, que de la mano de su ganadero, D. Rafael Buendía ha conseguido asentarse definitivamente en las ferias.


Hierro: El hierro tiene un 4 y una B solapada. Los cuatro hermanos Buendía. Mari Cruz, el fallecido Luis Felipe, Juan Carlos y Rafael. Año 1996.



Sementales.

La ganadería  de Rehuelga es sin duda un gran exponente del encaste Santa Coloma, ese que debe volver a todas las grandes Ferias y ciclos de abono. Por la regularidad de sus triunfos, por su embestida peculiar y porque las figuras se están animando poco a poco a lidiar estos encierros en plazas importantes, esta ganadería es sin duda el gran exponente de la diversidad de encastes.


Joaquín Buendía Peña. Sevilla, 14.XI.1907 – 14.V.2004. Ganadero de reses bravas.


Desde su infancia sintió interés por el mundo del campo y, de manera especial, hacia el oficio de ganadero, afición que heredó de su padre, D. Juan Buendía Reina, y de su padrino, D. Felipe Bartolomé, quienes compraron en 1921 la ganadería de Surga. De este modo comenzó a tener sus primeros contactos con el toro bravo en su hábitat natural. D. Juan Buendía y D. Felipe Bartolomé profundizaron en su labor como ganaderos de bravo y compraron, en 1932, el hierro y todas las reses de D. Enrique de Queralt y Maquieria, conde de Santa Coloma. Esta ganadería procedía del cruce que el conde hizo en 1905 con reses de Eduardo Ibarra y parte de la ganadería de Antonio Rueda y Quintanilla, marqués de Saltillo, aunque la misma se hallaba diezmada, con problemas de saneamiento y sin el prestigio del que había disfrutado en otros tiempos.


Con la ganadería pastando en la finca Bucaré, en el término municipal de Alcalá de Guadaira (Sevilla), D. José Buendía y D. Felipe Bartolomé decidieron dejar al joven Joaquín, que contaba con tan sólo veinticinco años, la responsabilidad de levantar este hierro mítico.


La primera decisión del ganadero consistió en desechar gran parte de los machos para cubrir como sementales. Asimismo, descartó a un elevado número de vacas reproductoras. Tan dura fue la selección llevada a cabo que durante los primeros cinco años no lidió ninguna de sus reses en plazas de toros, enviando al matadero las camadas enteras. Teniendo como fondo el clásico debate entre tratadistas y genealogistas sobre el porcentaje de sangre Saltillo e Ibarra que existe en la vacada madre del encaste de Santa Coloma, se puede asegurar que Joaquín Buendía siguió con el método que siempre usó el conde de Santa Coloma consistente en dejar que padrearan en la ganadería tan sólo los machos del tronco de Saltillo, valiéndose de las vacas ibarreñas ‘junto a las ya cruzadas’ como reproductoras o de vientre.


Con ello, la vacada tomó una clara inclinación hacia la rama Saltillo. Fruto de esta selección nacieron machos que padrearon como sementales y que reconstituyeron la ganadería, siendo de reseñar un toro de nombre Rivero, que vino dentro del lote, como añojo que aún estaba con su madre, cuando se compró la vacada al conde de Santa Coloma, que fue uno de los revulsivos para levantar la ganadería, ya que padreó durante diecisiete años. Otros sementales importantes fueron Lisito, Maloscascos, Olivero, Calesero o Pescador.

https://dbe.rah.es/biografias/28392/joaquin-buendia-pena

Encaste Santa Coloma: Fue formado en 1905 por el Conde de Santa Coloma a partir de dos sangres de Vistahermosa, la de Saltillo y la de Ibarra.  

La ganadería de Saltillo, que pasaría en 1918 a D. Félix Moreno Ardanuy, es origen de la mayoría de vacadas mexicanas y de otras como la de Albaserrada, en la que predominó esta sangre sobre la ibarreña. La ganadería de Ibarra se vendió en dos lotes, uno fue a manos de D. Fernando Parladé y otro a Manuel Fernández Peña, a quien, un año después, compró el Conde de Santa Coloma. Con esta sangre nacieron ganaderías como las de Coquilla (1916) y la de Graciliano Pérez-Tabernero (1924).

El Conde de Santa Coloma llevó las dos sangres por separado y, al tiempo, mantuvo una línea en la que se cruzaron ambas procedencias. Mientras los toros de origen Ibarra, con mayoría de pelos negros, son más hondos, con más morrillo y más suaves en las embestidas, los de Saltillo son de pelos cárdenos, degollados de papada, más finos de cabos y más temperamentales. La mezcla de ambas sangres dio origen a uno de los grandes encastes del siglo veinte, que fue depurado por la familia Buendía al comprar en 1932 toda la vacada de Santa Coloma y el hierro original.

Las características de este tipo de ejemplares, en su derivación Buendía, hacen muy difícil su presencia en corridas de toros para plazas de primera si se quiere mantener el tipo original. Durante el siglo pasado, los “santacolomas” fueron pieza importante de los grandes triunfos, como los conseguidos por Pepe Luis Vázquez, Luis Miguel Dominguín, José María Manzanares o “Paquirri”.

Hierro de D. Joaquín Buendía Peña, con el que marcaba la cuadra y el ganado manso. En la actualidad el hierro esta en propiedad de D. Rafael Buendía y Ramírez de Arellano. Ganadería Rehuelga.

Es la línea del encaste Santa Coloma más abundante y significativa y que ha recibido mayor influencia de "Saltillo". Predominan las pintas cárdenas en todas sus variantes y negras, dándose en menor medida tostada y berrenda en negro y cárdeno. Dichos pelajes suelen ir acompañados de una amplia variedad de accidentales. Morfológicamente son toros bajos de agujas y degollados de papada. La línea Buendía no suele dar con animales de mucha cara. Es un toro de poca caja y, por tanto, que da poco peso en la báscula.


Nuestro agradecimiento a Rafael Buendía, al mayoral Juan Javier Vallejo y a todos los allí presentes.



Rehuelga

Sigla: ULZ.

Asociación: Unió de Criadores de Toros de Lidia. UCTL.

Localización: Benalup (Cádiz).            

Propietario:

Rehuelga de Medina Sidonia, S.L.

Finca 'Rehuelga'

Apartado de Correos nº 34

11190 Benalup (Cádiz)

Representante:

D. Rafael Buendía y Ramírez de Arellano

Castillo de Marchenilla, 5 bloque 2 - 3º C

41013 Sevilla

Telf. 616 47 19 37

rehuelga@gmail.com

Divisa: Azul turquí y encarnada.

Hierro: El hierro tiene un 4 y una B solapada. Los cuatro hermanos Buendía. Mari Cruz, el fallecido Luis Felipe, Juan Carlos y Rafael. Año 1996.

Señal Oreja: Machos: hoja de higuera en ambas  y hembras, orejisanas ambas.

Finca: “Rehuelga” 11190 Benalup - Casas Viejas (Cádiz). La finca “Rehuelga” se encuentra, entre Laguna de la Janda y la parte final del Parque Nacional de los Alcornocales, por lo que tienen una parte plana, facilitando así el manejo de los toros en el campo. 700 hectáreas de tierras de labor, pastos y monte bajo, que la hacen idónea para la cría de ganado bravo.  Lo malo de su localización es la cercanía con África y los aires de la costa de Cádiz. Esta cerca del norte de África y tienen problemas con las enfermedades que vienen de allí. Luego, el clima también afecta a los toros, sobre todo los aires del Levante que provocan irritabilidad y problemas en el comportamiento, como son las peleas.

Historia:

La ganadería gaditana de Rehuelga se sitúa en el término de Benalup. La finca del mismo nombre que la ganadería, Rehuelga, está a cargo de la segunda generación Buendía y se encarga de ella D. Rafael Buendía. Es una ganadería con gran historia tras de sí, comenzando por su fundación por parte de D. Manuel Suárez Cordero que adquirió reses a Dña. Isabel Montemayor, viuda de Pedro José Picavea de Lesaca, y en 1850 la pasa a su hijo D. Manuel Suárez Jiménez.

En 1868 adquiere la ganadería Dña. Dolores Monje, viuda de Murube, que la aumenta con reses de D. José Arias de Saavedra. Más de quince años después, en 1884, vendió la mitad de la ganadería a D. Eduardo Ibarra que decide en 1904 dividirla en dos lotes, uno para D. Fernando Parladé y otro que adquiere D. Manuel Fernández Peña, adquirido a su vez al año siguiente por el Conde de Santa Coloma, que la aumentó con reses del Marqués de Saltillo llevando dos ramas por separado.

En 1932 la adquiere D. Joaquín Buendía Peña el cual la dotó de unas particularidades muy definidas que le llevaron a crear un encaste propio. En 1996 al amparo del artículo 6º bis c). D. Joaquín Buendía hace tres lotes de machos y de hembras de igual número que se reparten entre sus hijos correspondiendo una parte a la sociedad Rehuelga de Medina Sidonia S.L., que la anuncia como “Ganadería de Rehuelga”. D. Rafael Buendía.

Procedencia: Conde de Santa Coloma-D. Joaquín Buendía Peña.

Mayoral: D. Juan Javier Vallejo.

Antigüedad: 20/05/2007.

Joaquín Buendía Peña. Sevilla, 14.XI.1907 – 14.V.2004. Ganadero de reses bravas.

Desde su infancia sintió interés por el mundo del campo y, de manera especial, hacia el oficio de ganadero, afición que heredó de su padre, D. Juan Buendía Reina, y de su padrino, D. Felipe Bartolomé, quienes compraron en 1921 la ganadería de Surga. De este modo comenzó a tener sus primeros contactos con el toro bravo en su hábitat natural. D. Juan Buendía y D. Felipe Bartolomé profundizaron en su labor como ganaderos de bravo y compraron, en 1932, el hierro y todas las reses de D. Enrique de Queralt y Maquieria, conde de Santa Coloma. Esta ganadería procedía del cruce que el conde hizo en 1905 con reses de Eduardo Ibarra y parte de la ganadería de Antonio Rueda y Quintanilla, marqués de Saltillo, aunque la misma se hallaba diezmada, con problemas de saneamiento y sin el prestigio del que había disfrutado en otros tiempos.

Con la ganadería pastando en la finca Bucaré, en el término municipal de Alcalá de Guadaira (Sevilla), D. José Buendía y D. Felipe Bartolomé decidieron dejar al joven Joaquín, que contaba con tan sólo veinticinco años, la responsabilidad de levantar este hierro mítico.

La primera decisión del ganadero consistió en desechar gran parte de los machos para cubrir como sementales. Asimismo, descartó a un elevado número de vacas reproductoras. Tan dura fue la selección llevada a cabo que durante los primeros cinco años no lidió ninguna de sus reses en plazas de toros, enviando al matadero las camadas enteras. Teniendo como fondo el clásico debate entre tratadistas y genealogistas sobre el porcentaje de sangre Saltillo e Ibarra que existe en la vacada madre del encaste de Santa Coloma, se puede asegurar que Joaquín Buendía siguió con el método que siempre usó el conde de Santa Coloma consistente en dejar que padrearan en la ganadería tan sólo los machos del tronco de Saltillo, valiéndose de las vacas ibarreñas ‘junto a las ya cruzadas’ como reproductoras o de vientre.

Con ello, la vacada tomó una clara inclinación hacia la rama Saltillo. Fruto de esta selección nacieron machos que padrearon como sementales y que reconstituyeron la ganadería, siendo de reseñar un toro de nombre Rivero, que vino dentro del lote, como añojo que aún estaba con su madre, cuando se compró la vacada al conde de Santa Coloma, que fue uno de los revulsivos para levantar la ganadería, ya que padreó durante diecisiete años. Otros sementales importantes fueron Lisito, Maloscascos, Olivero, Calesero o Pescador.

https://dbe.rah.es/biografias/28392/joaquin-buendia-pena